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La vida es un constante  y continuo cambio. Esto implica que todo aquello que va desarrollándose a nivel social va evolucionando en otros niveles y la forma de generar negocios no es la excepción. 

Recordemos que las transacciones iniciales fueron a través del comercio por medio de trueque, la gente cultivaba, realizaba oficios, cazaba intercambiando pieles, en fin, desde el inicio de los tiempos la premisa era la misma… detecto una necesidad, la satisfago y recibo algo a cambio. 

Inicialmente el intercambio comercial se hacía a través de mercancías. Conforme el paso del tiempo, este modelo fue evolucionando, la sociedad comenzó a darle valor a los metales preciosos y es ahí cuando surge la moneda como tipo de cambio, dando un giro importante al canje de mercancías, oficios y/o servicios. 

La forma de hacer negocios evoluciona también con el tiempo. Los primeros negocios se hacían con la mejor publicidad de todos los tiempos … el famoso “ de boca en boca” y es hasta el día de hoy la forma más poderosa de ampliar y traspasar fronteras.  Muchos son los negocios que crecieron de esa forma. 

Las primeras empresas que comenzaron a surgir fueron las llamadas empresas familiares, no por venir necesariamente de personas exclusivas de una familia (aunque en su mayoría fue así), eran empresas entre personas con un tipo de relación muy cercana que tenía como finalidad continuar a través del tiempo, generar un nombre , una marca y estaban motivadas por el enorme deseo de que sus descendientes continuaran con el legado familiar. 

Es común aún ahora, encontrar empresas de años que han pasado de generación en generación  y aunque en la actualidad se han visto en la necesidad de integrar más elementos a los únicamente vinculados a la familia, permanecen con el sueño de continuar lo que sus antepasados iniciaron con una directriz clara y que permitieron en la mayor parte de los casos, generar un estatus social y un renombre dentro de la sociedad. 

Los acuerdos de antes se basaban muchos de ellos en el honor, el compromiso,  la palabra, éstas tres características pesaban mucho más que cualquier cosa dentro la organización. La cultura empresarial solía ser una cultura familiar y los puestos claves, en su mayoría o totalidad eran cubiertos por el tío, el papá, el primo , el sobrino y demás miembros que no necesariamente tenían los mismos sueños, los mismos deseos y los mismos conocimientos para seguir con el sueño de otros aún siendo de su propia sangre. 

El factor confianza también era una característica muy importante a destacar en esos tiempos.  Si bien desde hace mucho tiempo que la banca opera, no se podían generar todos los servicios que conocemos en la actualidad. 

También no era de extrañarse que gran parte de las operaciones que se generaban eran pagadas en efectivo por lo que el control en aquellos tiempos era menor a los que se dan hoy en día. 

Los motivos para generar cambios e ir corporativizando más a las organizaciones se basan en los factores antes mencionados. Las principales características de los negocios de hoy son en primer lugar contar con reglas más estrictas tanto de control interno como externo, ya que la regulación de las mismas se ha incrementado haciendo necesario que cada operación realizada tenga un sustento legal, un acuerdo explícito y establecido, un periodo de tiempo mencionado y una fecha de término para finiquitar la negociación o bien revisar las condiciones acordadas de origen. Adicional a que tiene que ser materializable, es decir, debe poder ser comprobada de inicio a fin.  

También ha cambiado la evolución que en materia de Capital Humano se ha gestando a lo largo de los años.  Las familias crecen, cambian de intereses, la especialización aumenta y cada vez es más necesario que las contrataciones sean a personal capacitado y con vocación para seguir adelante con lo que cada organización ofrece.  

No basta con desear tener a los mejores empleados, es necesario realizar perfiles acordes con las actividades a realizar y con alcances claros para que cada trabajador saque lo mejor de sí a favor de la empresa y por qué no, también de su propio desarrollo personal.  Ya no basta con ser de la familia, es necesario mostrar habilidades que permitan a esa persona gestionar con poco apoyo, gran claridad, que pueda tomar decisiones en su área y que por supuesto, cuente con entrenamiento y soporte para poder realizar su trabajo con el éxito esperado. 

Cabe mencionar que los movimientos actuales demandan una mayor rapidez en las gestiones, conocimientos de exportación e importación en muchos casos y un dominio de la tecnología que nos permita aumentar clientes, controlar inventarios, operaciones, ubicar en tiempo real seguimientos a envíos, pagos, ingresos, gastos y por supuesto, generar acciones para una mejora continua y una permanencia en el tiempo generando una utilidad que para este entonces puede ser muy aproximada a la realidad, es justo gracias a todos estos procesos que las nuevas organizaciones demandan, seleccionan y revisan para comprender el negocio, los nichos de mercado y su estabilidad.

Por supuesto que hablando de tecnología forzosamente tenemos que incluir la forma de comunicarse y generar prospectos hoy en día a través de las llamadas Redes Sociales, que han venido a revolucionar el marketing y el comercio (ahora incluyendo el famoso “comercio electrónico” ) de las nuevas empresas. 

¿Qué buscan las organizaciones hoy en día?

Con toda la vorágine que ha causado la tecnología, las empresas de ahora buscan adaptabilidad, capacidad de comunicar , trabajo en equipo, proactividad, capacidad para la toma de decisiones basadas en datos . Los profesionales ahora tienen que ser multidisciplinarios. 

Las empresas también tienen que buscar modelos laborales que sean más atractivos para el mercado.  Un ejemplo claro de esto es que con la pandemia muchas empresas migraron a modalidad home office y esto es algo que muchos talentos actuales buscan mantener ya que evita tiempo y gasto en traslados aunque hay que equilibrarlo para no bajar productividad. 

Indiscutiblemente las compañías tienen que replantear estrategias que incluyan reestructurar los modelos de negocio, revisar la actual cultura organizacional y apostar por la obtención de resultados más que por número de horas trabajadas, sobre todo en algunos puestos claves. Es importante también contemplar dentro del presupuesto una partida orientada a capacitación para mantener actualizado a su personal ante todos los cambios que la forma de comercializar demanda hoy en día. 

Los enfoques han cambiado, los reflectores apuestan al dinamismo, la tecnología y la competitividad en el mercado, revisar los perfiles para que se integre talento híbrido, por lo que es necesario  replantearse qué creencias y costumbres del pasado seguimos aplicando y resetear la mentalidad de la Dirección en aras al crecimiento de la organización. 

Por: GRACIELA CARMONA